En el marco de la presentación de su libro “in_utilidad: el arte como educación” (2024), el artista, crítico y docente Luis Camnitzer visitó nuestra facultad y reflexionó junto al decano Fernando Miranda y público presente acerca del conocer, la actitud de “artear”, la intervención de la inteligencia artificial en los procesos artísticos y en el acto de pensar.
Eran las 18.30 h. en punto del jueves 24 de octubre de 2024 y a la ciudad de Montevideo la atravesaba un fuerte temporal. A pesar del clima una gran audiencia se agolpó en las gradas del salón 318 de Facultad de Artes para escuchar y luego conversar con Luis Camnitzer, uno de los más importantes artistas conceptuales latinoamericanos, promotor del pensamiento crítico del arte y del sistema de enseñanza artístico.
Desde una perspectiva crítica
Desde el inicio de la conversación, con una intención explícitamente provocadora incluso desde el título de su nueva publicación, Camnitzer planteó su charla en base a la interrogante sobre “qué actitud tenemos respecto al conocimiento”. Esta relación que tenemos con el conocimiento, indudablemente está atravesada por el sistema educativo que tenemos y el acceso a la información. Para Camnitzer, es desde allí que se presenta el conflicto, ya que la escuela sigue manteniendo el modelo del siglo XIX y un esquema polarizado, dividido en términos de utilidad e inutilidad. O de acceso o no acceso, y ese esquema para Camnitzer se queda corto.
La dicotomía sobre la “utilidad” o “(in)utilidad” cobra relevancia en términos de la sociedad que queremos y de la que somos responsables. Para el artista, debemos mantener una actitud crítica y cuestionarnos como base para salir de una encrucijada y así abrir distintas posibilidades.
“Decir bueno, esa es la sociedad que queremos, y si no queremos esa sociedad tenemos que pensar qué rol tiene ¿qué rol tiene lo inútil, el misterio, lo poético? Cómo mantenemos vivo el monopolio creativo que es el artista entre comillas, sino que eso forme parte de nuestra vida cotidiana, no para hacer obras de arte, sino para cuestionar constantemente lo que estamos haciendo, lo que estamos consumiendo, qué intereses sirven, cómo nos desarrollamos, cómo construimos una comunidad mejor, cómo distribuimos el poder equitativamente”.
“Vivir arteando”
Durante la conversación fueron distintas las referencias a la inteligencia artificial (IA). Camnitzer sostiene que la irrupción de la IA puede tensionar el arte. Sin embargo, la IA trabaja y se basa en lo predecible y no tiene la habilidad de criticar ni la capacidad de imaginar.
“La IA se basa en lo previsible y la lógica, nos parece que cubre todo lo imaginable y no nos damos cuenta que solo cubre la parte de imaginación que es cuantificable y ahí el arte es nuestra salvación (…) en evaluar lo posible desde el punto de vista de lo imposible. Si evaluás lo imposible desde lo posible estás en un circuito cerrado que termina siendo un círuclo vicioso, pero si entramos a pensar en términos de qué pasaría sí… desde el campo de lo imposible, no solo en la medida de la posibilidad sino en la medida de a quién le sirve. ¿A quién le sirve que no haya fomento del arte? En términos de pensamiento artístico, quién se beneficia que el pensamiento sea tecnológico y no haya especulaciones filosóficas?”
En ese sentido, Miranda señala uno de los neologismos que Camnitzer hace en el libro, el de “vivir arteando”, como una apelación a una actitud frente a la vida. De esta forma, si nos preguntamos qué es lo que la IA no puede hacer, qué soluciones no puede dar, podríamos seguir pensando la tensión entre IA y arte. “Esas que tienen que ver con la intuición fundada en la experiencia, una memoria afectiva, soluciones fundadas en nuestros afectos”, por ejemplo.
Podés ver el registro completo de la actividad:
Registro audiovisual: Matías Nobelasco
Registro fotográfico: Área Foto, Cine y Video de Facultad de Artes.